jueves

Yo no pienso en usted





The Fountainhead, título de la novela de Ayn Rand en la que se inspira "El Manantial" tiene como traducción según el diccionario tanto manantial, como fuente u origen de algo.
Lo que "mana" o emana de algo, de alguien.

Gail Wynand:
Self made man arribado desde Hell's Kitchen ha conseguido llegar a la cima del poder desde ser un joven luchador callejero hasta director y propietario de un peródico y de buena parte de la ciudad. Desprecia profundamente a todas las personas a las que se puede manejar entre las que se encuentran todos los lectores de su periódico, claro, (!la opinión pública la hago yo¡) admirando por tanto a las que son íntegras y mantienen un espíritu como el suyo.

Dominique Françon:
No concibe una vida en la que algo o alguien la pueda dominar, o la pueda hacer perder la cabeza de tal modo que la anule. Si algo la gusta hasta tal extremo que la hace perder la cabeza, lo destruye.

Ellsworth Toohey:
Gran admirador de Josef Mengele, que ha consagrado su existencia a hacer experimentos con sus seguidores guiándoles hacia la verdad en la Arquitectura, en la que perversamente parece ser todo un experto. Le pagan por adoctrinar a la gente.

Peter Keating:
Brillante alumno del Instituto Tecnológico de Stanton, algo así como una escuela de Arquitectura, ha conseguido todos sus éxitos en la carrera y después en la vida real copiando y pegando proyectos de los demás. Bueno al menos en eso es inteligente porque casi todos los ha copiado de.....

Howard Roark:
Está fuera de su tiempo, lo sabe él y lo saben los demás pero sólo unos pocos están dispuestos a admitir públicamente que sus ideas personales son esos profundos sentimientos que todos llevan dentro y ninguno se atreve a enarbolar como bandera, prefiriendo la vida convencional, rutinaria, políticamente correcta. Vive con y para su trabajo que no es más que la traslación al papel de su espíritu interior que no acepta riendas. Trabaja sólo, piensa sólo, se define sólo, porque es una persona única e irrepetible como todos nosotros. Pero él lo dice abiertamente y soporta sin pestañear el peso de su propia persona.

Qué tensión a lo largo de toda la película para no ser una novela de cine negro, aunque tenga la fuerza del blanco y negro. Hoy una peli así sería difícl que transmitiera todo lo que a mi me transmite.

Viendo la película o leyendo el libro, te pueden dar ganas de ser arquitecto o no. A mi, que ya lo soy, me da fuerza para que el resto del mundo no me haga cumplir con las expectativas que parece que la gente se empeña en que tengamos en la vida.
Las alusiones de la película a la arquitecutura orgánica de Frank Lloyd Wright, con el que se ha comparado la figura de Howard Rorak, están de alguna manera oscurecidas por la propia anatomía de la misma ya que es en blanco y negro, y el color es uno de los aspectos importantes de toda la obra de Wright.
Uno de los ambientes mas sobrecogedores de la película es el despacho de Gail Wynand con una altura de por lo menos 6 metros.
De las pocas cosas que aprehendí de la escuela una de ellas fue que un buen proyecto de arquitectura es siempre aquél que comunica algo, para bien o para mal, que es "manantial" de ideas.
En el fondo, todos somos o tenemos un poquito de Howard Roark pero sólo unos pocos lo cantan día a día sin importarles lo que la gente piense de ellos.

La secuencia de la película que se reproduce desde el yutube es la defensa personal de Howard Roark tras ser acusado de dinamitar una de sus obras, que ha firmado Peter Keating (en este caso el copia y pega ha resultado ser que Peter le pide a Howard que le haga e lproyecto por la cara, poque sabe que él nunca podría desarrollarlo).
Howard le puso como condición para hacerle el proyecto a Peter que se realizara exactamente como él lo diseñase, y claro, ante las presiones mediáticas, Peter traga con todos los cambios que le imponen sus clientes poque lleva una temporada sin comerse un colín, y Howard indignado coge una noche el carrito de la dinamita y hace volar por los aires el proyecto en cuestión que se trata de un complejo residencial de casas de renta baja.

7 > > > > Centímetros:

Anónimo dijo...

Sencillamente impresionante. Retrato del hombre íntegro e indoblegable llevado hasta el extremo.
Esfuerzo, dedicación e innovación individual como forma de progreso de la sociedad. Sí, de acuerdo, todo muy forzado y exagerado, imposible de emular, pero muy emocionante cada vez que veo la película.
Gran subida de autoestima en estos tiempos de desprestigio para nuestro oficio. (siempre me gustó mas la palabra oficio que profesión, no sé por que)

Un abrazote -Vidal-

Tesa dijo...

Qué guapo el Cooper.
No conocía esta película.
Cada proyecto, cada obra de un arquitecto, como la de cada artista, es una especie de parto de un hijo propio, a imagen y semejanza de su imaginación, creatividad y conocimientos profesionales.
Pero es decisión de cada uno mantenerlo impoluto o contaminado por la aportación de otros.
¿Recuerdas cuando hablábamos de arquitectos de renombre y grandes estudios, en que otros hacen el trabajo técnico y ellos ponen solamente la firma?

Anónimo dijo...

Cooper era muy duro coño..

Raúl dijo...

Realmente, una curiosa coincidencia en el tiempo, nuestras respectivas entradas.
Completas la información que toda película de interés exige.
En esta curiosa película (yo no creo que sea una obra de arte, ni mucho menos, pero la reconozco como de lo más interesante; de ahí mi relato) el personaje que más me fascina desde el punto de vista literario, no es el de Howard, sino el de Dominique, y esa obsesión por la belleza que tiene; de ahí su rendición final en los brazos del mejor.
Excelente tu entrada.

Elena dijo...

Vaya, os ha dado a todos por esta película. Voy a tener que volverla a ver.

Mcartney dijo...

Maestro acordeonista:
La primera definición de "oficio" del diccionario de la R.A.E. es:
- Ocupación habitual.
Un profesor de la escuela decía a veces que él "estaba" de arquitecto. Tremenda coincidencia.
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Tesa:
Incluso a veces, ni la idea la manufacturan ellos mismos, así que vaya usté a saber.
Al galope, Garycoper ¡
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Jordim:
Y qué me dices de Sólo ante el peligro. Si es que esos papeles los bordaba el tío.
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Raúl, parece que nos aficionamos a los programas de Garci y compañía, aunque reconozco que sólo le pillo esporádicamente, pero es de las pocas ocasiones de ver cine de aquéllas épocas en B/N.
Claro que haberla visto alguna que otra vez, y haber leído el libro otras tantas me dan bastante idea del asunto.
Fue toda una odisea encontrar una edición allá por el 2004, pues la novela estaba y está terriblemente descatalogada.
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Elena, es una peli que yo suelo recomendar, pero he de reconocer que para mi por más motivos personales que el resto de la gente.
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Gracias a todos por las visitas.

Mcartney dijo...

Nota aclaratoria al título de la entrada:
En un encuentro entre Ellswoth Toohey y Howard Roark, tras una temporada en la que Ellsworth lleva criticando, el el peor sentido de la palabra, toda la obra de Howard Roark desde su puesto de crítico del Banner, periódico que dirige Gayl Wynand, para hundirle en la más absoluta de las cloacas, le pregunta a Howard qué piensa de él en esos momentos, a lo que Howard le responde con el título de la entrada.
Con dos cojones.