martes

Te van a robar a la novia

"..... Lo cierto es que ni amamos a todo el mundo (empresa imposible, además de agotadora) ni a quienes amamos los amamos por un acto gratuito de bondad (gratuito por dirigir ese amor justamente a ellos y no al resto), sino que lo hacemos por lo que la relación misma nos proporciona, o si quiere decirse sin rodeos, por interés, sin que ello signifique que éste no puede ser enteramente lícito, porque de ningún modo debe confundirse dicho interés con aquél del que nace la adulación; la diferencia es muy simple: sucede que en el adulador el interés suele ser vergonzoso, y, sobre todo, que no hay más que interés. Ahora bien, nadie busca la compañía de quien le perjudica, le incomoda, le busca el mal o le hace sufrir (un alarde de masoquismo tal sólo se ve en algunos enamorados, a quienes el amor ciega y convierte momentáneamente en estúpidos y enemigos de sus propios intereses). Y de aquí se sigue que toda ligazón afectiva entre dos personas no es más que el producto de dos egoísmos que se satisfacen mutuamente. No existe más que un amor desinteresado: el amor a sí mismo. "

Alfonso Fernández Tresguerres. Revista El Catoblepas

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